31 agosto, 2009

El taxista de la Ronda



Hazme el favor tunante. Primero: enciende el vídeo de arriba. Entonces al lío:

Son las 9:30 de un día culaquiera. Venga vale, los comienzos de los cuentos siempre me los saltaba y leía o la gresca -como dice el vecino del bajo de mi piso- o la moraleja. Concretando sería la palabra que utilizaría mi profesor de filosofía del instituto. En fin, la historia ha ocurrido hace unas horas. Hoy se acaban las vacaciones para el común de los españolitos y uno que ha estado durante un mes Ronda de Capuchinos pa´rriba y pa´bajo con el coche lo ha notado y mucho. Hoy había mucho de todo. Los camiones de cervezas repletitos de barriles, la gente con carpetas azules de gomillas pasadas camino del banco, el taxista de la Ronda -quédate con el pseudónimo-, los semáforos pecadores que se alían con los 40º para que esperes y esperes en los cruces, las terrazas de los bares en el desayuno con aforo completo, el taxista de la Ronda...

Si vas escuchando el buzón contestador del programa siglo XXI de Radio3 no puedes sino evadirte por un rato. Si a esto le añades como aditivo, una canción undergrown -léase raro- de las que ponen en este espacio radiofónico tiene el mismo efecto apaciguador que el hachís. Es gratis y no perjudica. Bueno, miento...

... Mi nirvana hispalense de esta mañana se vio entorpecido por un taxista, sí, el de la Ronda. Iba el tío celebrando la victoria del motorista Jorge Lorenzo o yo qué sé por encima de la línea divisoria de los dos carriles. Uno no quiere que su efecto hipnotizador matinal con la musiquita se acabe por nada. ¿Y qué hace? Pues eso, nada. Esperas. Hasta que llegas a la mitad de la dichosa avenida con un tipo... Digamos, wevón -el diccionario panispánico de dudas en este post no lo utilizamos, gracias-.

La imagen que veía del personaje: brazo colgado por fuera de la ventanilla acariciando la chapa del taxi blanco. En sus dedos índice y corazón le quedaban dos fumadas de un cigarro. El otro brazo dirigía el auto sujetando el volante por la parte superior. Justo cuando mi clímax musical estaba caminando por la muralla de la Macarena, golpeé suave mi claxon para que se decidiera por el carril de la derecha o el de la izquierda. Una cosa normal, vamos. Pues para qué hice nada, ¿si todo estaba en orden? Tras el sonido de mi coche, medio cuerpo del taxista apareció por la misma ventanilla donde tenía el brazo con el que estaba fumando y empezó a largar una ristra de insultos al más puro estilo sevillano: abreviando y juntando todas las palabras.

¿Qué hacía yo? Pues eso, nada. Sólo que en mi colgadura musical no hice otra cosa que reirme. Era contraproducente para mi salud porque el cuerpo del taxista podía verlo completamente fuera, su coche seguía como funambulista por la línea divisoria de la calzada, y yo, me reía a carcajadas; no podía parar. Lo adelanté en un acto de lucidez para presenciar, momentos después, como aquél Citröen hacía lo mismo conmigo para seguir en su inventiva, monotemática y agresiva terapia contra mí. Mi risa paró. Y fue cuando me percaté de que quizás él estaba escuchando mi misma emisora y le molestó mucho que rompiera su silencio, que eran sus dos últimas bocanadas a pulmón de aquel cigarrillo rubio o de su pasear a su antojo por una Ronda que recobra poco a poco su tránsito normal. No sé lo que le pasó, pero más allá de una cámara oculta creo que era su primer día de trabajo en la ciudad.

29 agosto, 2009

La tiranía de los medios

Si no pasa nada. Por todos es sabido que cada uno barre para su casa en el ejercicio reconocido del derecho a informar. Por eso, los titulares nos secuestran una primera visual que hace la valoración sin entrar en el cuerpo de la noticia. El ejemplo:

El Correo de Andalucía titula: "El Parque del Alamillo ofrece un nuevo aparcamiento de 355 plazas"
El ABC hace lo propio: "El Ayuntamiento se gasta más de 600.000 aparcamientos en el Alamillo"

¿Qué? La leche, ¿no? Claro. La tiranía de las palabras -libro del periodista Alex Grijelmo- es esencial para que el lector se haga una idea de la bondad o despilfarro del Consistorio hispalense. No hay moraleja. Tampoco doblestintas. La cuestión es leer el cuerpo de la noticia para esclarecer TODO. Bajo el titular alarmante del periódico ABC, la información subraya la importancia de la construcción del aparcamiento en este enclave tan visitado por los sevillanos. En fin, una de tantas. Esta vez, el mago no hizo bien la ilusión...

23 agosto, 2009

Mes de Ramadán

Palestinos preparan "Qatayef", un dulce tradicional del Ramadán. Foto: Efe/Ali Ali

21 agosto, 2009

Hay que verla...




Izulu-Lami
Director:
Madoda Ncayiyana; Sudáfrica 2008

AAHHHHH (Onomatopeya =tomar aliento)



Si no puedes, lo mejor será un retiro espiritual o en el mejor de los casos, un año sabático dedicado a la lectura, a un baño permanente de séptimo arte, volver a leer y seguir tomando aliento para digerir.

La ventana y oportunidad que ofrece un blog es para mi, osada. A modo de editor de un períodico, qué noticia enfatizo, sobre qué puedo escribir que me chille en los ojos... A lo mejor ha sido mi dilema constante desde que abrí el chiringuito virtual. Y un año en centroeuropa, un festival de cine cargado de sensaciones y bocetos de buenas intenciones, un curso intensivo en la escuela diplomática... El mundo no se deja analizar y si lo consigues, él estará en un estadio superior al que tendrás que acercarte para comprender qué carajo pasa a nuestro alrededor. O ésto, o nos evadimos en un mercado de imágenes programadas desde las altas esferas. Ahora que lo pienso, por esto escogí la profesión de periodista y a la que aspiro cada día. Lo de informar no es moco de pavo.

En fin, con las pilas renovadas he hecho una enmienda personal a tan dejada actividad. No cabe todo, ni tan siquiera una parte, pero con los pies, ahora sí, en tierra española, volvemos a las andadas. Y con mucha calor...